En un entorno económico cambiante, la inflación ejerce una influencia decisiva sobre el valor real de nuestras inversiones. Ignorarla puede traducirse en pérdidas de poder adquisitivo que pasan desapercibidas hasta que es demasiado tarde.
La inflación representa el poder adquisitivo del dinero. Cuando los precios suben, cada unidad monetaria pierde capacidad de compra.
Si un activo rinde un 4% anual y la inflación es del 5%, el rendimiento real es negativo: pierdes 1% de capacidad de consumo.
Para inversionistas, calcular retornos sin descontar la inflación equivale a evaluar el éxito de la estrategia con la mitad de la información.
No todos los instrumentos financieros reaccionan igual ante subidas de precios. Comprender cómo cada clase de activo se ve afectada permite ajustar la asignación de manera eficiente.
Los bancos centrales usan las tasas de interés para controlar la inflación. Al subirlas, encarecen el crédito y reducen la demanda.
Subidas prolongadas pueden inducir recesión, mientras que recortes prematuros pueden reactivar la inflación. El dilema entre crecimiento y precios estables persiste.
En 2025, el mercado prevé tipos a largo plazo más altos de lo inicialmente estimado, reflejando el temor de presiones inflacionarias "higher for longer".
Frente a la inflación existe un abanico de tácticas que permiten mitigar impactos y aprovechar oportunidades.
Las estimaciones para 2025 sitúan la inflación en torno a 2,8% en EE.UU., 2,5% en Reino Unido y por debajo del 2% en la eurozona. Sin embargo, riesgos de oferta, tensiones geopolíticas o estímulos fiscales podrían alterar el rumbo.
Algunos mercados emergentes muestran presión inflacionaria elevada: Ecuador llegó al 91% en 1999 y 301% a nivel mayorista tras la dolarización, recordándonos que la desconfianza puede disparar precios de manera descontrolada.
El concepto de "breakeven"—diferencia entre rendimiento nominal y real—gana relevancia para evaluar oportunidades en plazos diferentes.
Convertir la teoría en práctica requiere disciplina y revisión continua de la estrategia.
En definitiva, contemplar la inflación al estimar retornos no es un obstáculo, sino una oportunidad para diseñar un portafolio más resistente y enfocado en el rendimiento real frente a inflación. Con un enfoque informado y dinámico, cada inversor puede convertir los desafíos inflacionarios en trampolines para el crecimiento patrimonial.
Referencias